sábado, 31 de marzo de 2018

El poder de las mujeres por Graciela Iturbide


Graciela Iturbide es una de las fotógrafas mexicanas más reconocidas en todo el mundo. Nació en 1942 y desde los años setenta hasta la actualidad ha desarrollado una enorme tarea dentro del ámbito fotográfico de la América Latina. 

Graciela Iturbide

Comenzó como asistente de Manuel Álvarez Bravo, maestro de la fotografía mexicana moderna, gracias al cual descubrió en la cámara un auténtico medio de expresión creativa. Al poco tiempo, la repentina muerte de su hija acabó de dar un giro a su vida, transformándola radicalmente y convirtiendo definitivamente la fotografía en su verdadero y único oficio. 


Desde sus inicios, la obra de Iturbide refleja el interés por la teatralidad de la vida cotidiana y las atmósferas carnavalescas de las fiestas populares mexicanas, en las que confluyen los ritos católicos y las tradiciones de las comunidades indígenas. Graciela acabó por desarrollar un lenguaje fotográfico propio, familiarizándose sobre todo con el arte y la cultura mexicanas, intentando plasmar la realidad de los pueblos indígenas y centrándose especialmente en todo aquello que rodea a la mujer y sus costumbres, si bien también hará el mismo tipo de trabajo fotografiando el sur de Estados Unidos, Perú, Ecuador, Rusia, España, Panamá, Japón o Argentina, dotando a sus fotografías de una atmósfera particular que lo acabará acercando a un supuesto realismo mágico de carácter literario. 


Juchitán de las mujeres es sin duda el trabajo de mayor peso en su carrera, la tarea que la consagra a nivel internacional, una serie realizada entre 1979 y 1986. El proyecto surge de una invitación del artista Francisco Toledo, con quien, a partir de aquel momento, establece un continuo diálogo creativo. Toledo le propuso fotografiar Juchitán, una singular población indígena del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca. Una situación atípica que se vivía en esta población, y tal vez una de las razones por las que era interesante fotografiarla, era que las mujeres en exclusiva gestionaban el mercado general, exceptuando la intervención de los muxés, homosexuales travestidos muy integrados en la comunidad. Así, Iturbide penetra en Juchitán de la mano de las mujeres, con quienes pasa la mayor parte del tiempo durante un pequeño periodo. 


Madonna

Graciela describe estas mujeres como personas fuertes, independientes y politizadas que se encuentran alejadas de los clichés propios de los indígenas. Y lejos de ofrecer una visión idealizada o anecdótica de lo indígena, se sirve de su sentido del humor y de la ambivalencia del medio fotográfico para adentrarse en la complejidad de un orden sociocultural diferente. 


Esta Madonna es una imagen de carácter documental, hecha en blanco y negro, que capta la realidad instantánea con gran sensibilidad. Gran parte de las fotografías que pertenecen a esta serie poseen las mismas características. Son imágenes que captan un momento de reposo, un instante de quietud,  donde la subjetividad de Graciela (posición de los personajes, punto de vista, composición de la imagen) se hace patente y deshace la rotundidad del concepto de verdad documental. Más que la fugacidad de un hecho, a Graciela le interesa la mirada calmada y silenciosa, la honestidad del momento, la plasticidad del símbolo.
Según la propia Graciela "captar a la gente a través de la cámara es una manera de establecer una complicidad con ellos, una forma de llegar a conocer su cultura, sus leyendas, sus costumbres". De esta manera, las fotografías de Iturbide en esta serie de Juchitán son rotundas y muy expresivas, fruto de un deseo por conseguir un documento que haga aflorar las emociones, otorgando una gran carga poética y una fuerza y belleza visual a cada escena más allá del simple concepto de informar. 
Además, es evidente la lectura subyacente que debemos hacer en cada una de las fotografías de la serie, y es la del poder económico, político y social que tienen las mujeres, de ahí la importancia de la maternidad, del cuidado y educación de las niñas de las imágenes, que en un futuro se harán cargo de la población. 
Graciela apunta que lo que le interesa es lograr con la fotografía la evidencia de la dignidad humana en cualquier circunstancia. Nunca le ha interesado "fotografiar la pobreza por la pobreza misma; lo que sí me importa, y mucho, es fotografiar a los seres humanos a partir de una visión poética".






lunes, 4 de abril de 2016

El arte que nos quita el aliento. Olivier Sagazán

¿Habéis sentido alguna vez un impacto inmediato y totalmente emocional de la obra de arte que se os presenta ante vuestros ojos?¿Alguna vez habéis visto una escultura o pintura o performance que os ha quitado el aliento sin saber por qué?
No sé si a todo el mundo le ocurre, pero a mi sí. Conozca o no al autor y su trayectoria artística puedo ser capaz de ver una obra de cualquier tipo y enamorarme para siempre de ella, estamparla en la retina, retenerla en mi memoria y luego almacenarla en mi subconsciente, durante años, incluso mi vida entera, configurando parte de mi ser.
Y esto mismo ocurre no sólo con las artes plásticas, sino también con la música o la escritura, incluso con lugares que nos parecen mágicos y a los que queremos volver algún día.
Es bastante obvio el hecho de que cuanto más conocemos un tipo de arte, más capacidad selectiva podemos tener sobre él. Sólo alguien que se dedique profesionalmente a la música o simplemente la coleccione y disfrute tendrá un mayor conocimiento de ella, por lo tanto, su predilección hacia un estilo musical, un cantante o un instrumento se constatará con mayor justificación, puesto que ha entrado en juego la educación de dicha práctica. Pero, aún sin saber mucho o nada de música o cualquier otro arte, en nosotros existe de forma innata algo constante y perpetuo y a la vez modificable según el tiempo y la experiencia: el gusto. El gusto estético es variable y subjetivo. Todo el mundo, sea experto o neófito, adquiere desde su más tierna infancia el sentido del gusto, que va más allá de la literalidad del término. El gusto, universalmente hablando, es olfativo, visual, gustativo; y, aunque estemos sujetos a los parámetros sociales que nos indican qué debe ser aceptado y qué no ("la moda del momento"), tenemos la capacidad de decidir libremente y de forma individual, diferenciándonos en algo del magma social.
No quiero extenderme mucho más sobre esto, pero sí quería dejar claro que lo que nos conmueve, lo que nos eriza la piel, lo que nos transporta a un estado mágico y lo que alimenta nuestra alma es lo que realmente pervive para siempre en nosotros y nos configura como seres únicos.  
Podría decir que me conmueve leer a Edgar Allan Poe, sus cuentos, su poesía de Annabel Lee y su reino junto al mar; me fascina el tema "Hotel California" de los Eagles y "The End" de The Doors, no me preguntes por qué pero desde que las escuché me trastocan el corazón; La balsa de la Medusa (Géricault), La batalla de Anghiari (Leonardo), Danae (Klimt), The lovers (William Blake) o La Toilette (Degas) son algunas de las pinturas que me transportan; me encantaría haber visto trabajar a El Bosco, Rodin y Miguel Ángel, preguntarles cómo se sienten al ser inmortales. Me gustaría volver a París, Rodas o Estambul y ver de nuevo Aggia Sofia, volver a sentir lo que sentí la primera vez que fui a Dijon y recorrí sus calles, cuando rodeé incontables veces el Pozo de Moisés.



Hace unos dos años volvió a suceder. En una de las últimas asignaturas que hice en la carrera debía hacer un trabajo en grupo con tres personas más sobre Body Art, primero un trabajo escrito de unas 20 páginas y luego una exposición oral en clase con un power point. Nos dividimos el trabajo en cuatro partes y al acabar cada uno debía entregármelo para leerlo todo, darle coherencia global y corregir los posibles errores. Me lo leí todo, supervisé el power point uniendo todas las imágenes y vídeos y lo presentamos. El día de la exposición, la compañera que hacía la última parte, "Body art: de los 90 a la actualidad", le dio al último vídeo que yo ni había revisado por falta de tiempo. Me quedé impactada. Volví a sentir ese chisporroteo en el estómago y como mis ojos se esforzaban por capturar para siempre la imagen. Desde entonces lo he visto varias veces y me sigue encantando el efecto visual que consigue el artista. Tal vez el vídeo que os presento aquí no tiene la mejor calidad que se desearía, pero aún así no me refiero a eso, sino al hecho que muestra.




Se trata, ni más ni menos, que de Olivier Sagazán (1959, República del Congo). Durante más de 20 años integra en su obra pintura, fotografía, escultura y performance creando curiosos personajes envueltos en metales y arcillas que reflejan un mundo de caos y sufrimiento. En su performance Transfiguración, que comienza en 2001, construye capas de arcilla y pintura sobre su cuerpo que va desfigurando y reconstruyendo, revelando una animal humano que está tratando de romper con el mundo físico, donde el cuerpo es una escultura efímera y cambiante.



martes, 10 de noviembre de 2015

5 Artistas hiperrealistas que debes seguir en Instagram

Hoy en día es fácil encontrar imágenes de gran calidad a través de internet y redes sociales, no es una novedad. Una fotografía bella y bien hecha puede provenir tanto de un profesional como de un amateur. No digo que valgan lo mismo o que se hayan hecho con las mismas pretensiones, sólo que en las redes se abre un mundo de posibilidades para cualquiera, y eso es muy bueno. Pero, siendo realista (ya puestos, hiperrealista), la cosa cambia cuando hablamos de pintura o dibujo. ¿Y si vamos más allá?, ¿y si acotamos el terreno y pensamos en una pintura tan perfecta y realista que parece una fotografía? El círculo se reduce bastante.
A pesar de que disfruto del mundo de la foto, no voy a negar que me da un pellizquito en el corazón cuando descubro el hiperrealismo más actual a través de artistas con las técnicas más depuradas en pintura al óleo. Así que hoy os quiero enseñar a cinco artistas hiperrealistas que podemos encontrar en Instagram, cuyos trabajos se muestran finalizados pero también en sus distintas fases de creación. Las redes, en este caso, se convierten en una herramienta realmente útil y nos van a permitir aprender, entender y disfrutar de este estilo artístico de una manera cercana y directa. 

( Mikedargas2014 Mike Dargas es un alemán que desde muy joven ya apuntaba a maneras en la escena pictórica. Desde el tatuaje hasta el óleo sobre tela, Dargas se mueve como pez en el agua dentro del estilo hiperrealista, aunque alguna de sus  influencias, según él, procede del surrealismo de Dalí. Su pasión se centra en los retratos: mujeres y hombres, jóvenes y adultos; aunque sobre todo me llamó la atención esa erótica mirada que realiza en sus retratos de mujeres bañadas en agua, chocolate o miel. Me parece una oda a la belleza y al erotismo, y lo sabe expresar de forma elegante y sobre todo real.





( Eloymorales73Eloy Morales es un artista increíble. Este español también se dedica al retrato masculino y femenino en primer plano, e incluso se atreve a crear sus propios “selfies” al óleo y al máximo detalle.  Le gusta crear de alguna manera visiones ilusorias, ya que recubre sus caras con grandes capas de pintura, a modo de máscara. Como una pintura sobre pintura.





( Dirk_dzimirskyDirk Dzimirsky también es conocido por su hiperralismo en pinturas y dibujos. Normalmente sus trabajos giran en torno a la figura femenina: retratos, partes del cuerpo,  capturas de instantes en soledad…, y lo hace de un modo muy emocional.

( RobineleyartistRobin Eley es un constructor de imágenes hiperrealistas donde hombres y mujeres se ven cubiertos por  un collage de formas geométricas de distintos colores. Este inglés también se dedica al arte de la escultura, como podemos ver en su última colección, titulada Prisma, si visitamos su página o su Instagram.
























( Kamalkylaureano ) Kamalky Laureano viene de México para enseñarnos sus obras, unas pinturas muy cuidadas que muestran en detalle juguetes o retratos en primeros planos de niños y adultos donde la luz sobre los objetos y los colores, sobre todo en sus pinturas de soldaditos, son muy interesantes.




lunes, 26 de octubre de 2015

Arte en portada. Pink Floyd y el surrealismo.

Bicheando la página del MOMA de N.Y., vi hace unas semanas que se anunciaba la proyección de un documental sobre Storm Thorgerson, unos de los más famosos creadores de portadas de álbumes musicales. Storm ha trabajado mayoritariamente en solitario, pero durante la década de los setenta formó un colectivo de diseño gráfico inglés llamado Hipgnosis junto con Aubrey Powell, y más tarde Peter Cristopherson y otros colaboradores y ayudantes. Pues bien, me interesé por este hombre y su colectivo al saber que había realizado portadas para Pink Floyd, Led Zeppelin o AC/DC. Especialmente me apasionan las de Pink Floyd, porque son imágenes que, una vez las ves, se te quedan en la retina para siempre, y además acompañan en perfecta sintonía a su música.

Su estilo en estas portadas y en otras obras y vídeos es más bien surrealista, porque utiliza objetos cotidianos que descontextualiza completamente y ubica en entornos inesperados que tienen mucho que ver con la naturaleza de lo real pero también de lo místico. Por otro lado, conforma visiones oníricas como llave a lo desconocido y se ayuda de composiciones con objetos o imágenes sobrepuestos. Por otro lado, hace un uso de la espontaneidad para plantear sus obras en primera instancia, aunque luego desarrolla la conceptualidad de su idea.


Atom Heart Mother, 1970.
Meddle, 1971.















Por ejemplo, en Atom Heart Mother, el grupo le pidió a Storm que fuera al campo y fotografiara literalmente lo primero que viera. He aquí la importancia de lo arbitrario, influencia de ese surrealismo subyacente, como método para encontrar la esencialidad. En Meddle, fotografía el oído de un cerdo bajo ondas que imitan ser sonoras a modo de "Echoes", lo que viene a ser una alegoría de su tema principal.



Hay otras tantas interesantes, sin embargo la más famosa de sus obras, considerada una de las mejores portadas de álbum de la historia es The dark side of the Moon (1973). 
Esta imagen seguro que la conocéis. Portada en negro, simple y sencilla, y en el centro, de un manera esquemática y geométrica, un prisma refractando una luz que acaba por descomponerse en seis colores definidos, todos los del arcoiris excepto el índigo. Esta composición se alarga hasta la contraportada, a través del desplegable al ser el vinilo el soporte inicial, gracias al espectro de luz que llega hasta otro prisma final invertido. Más tarde añadieron las pulsaciones del corazón que introducen en el disco. Este diseño en concreto corrió a cargo de George Hardie, colaborador de Hipgnosis, aunque el proyecto inicial fue pensado por Thorgeson.

Me pregunto porqué estas imágenes llegan a ser atemporales y penetran en nosotros, como si nos las tatuáramos en nuestro cerebro, y al final pienso que es inevitable discernir entre esa imagen y la música que se encuentra detrás, literalmente. Cuando un disco entero pasa a formar parte de la banda sonora de nuestra vida, sea de nuestra generación o no, y además la portada es la representación de esa idea musical, de ese discurso poético, tenemos como producto final la poción de "lo que no se puede olvidar nunca jamás", amigo.

Aparte de los trabajos de Storm y su colectivo Hipgnosis, hay otras portadas y discos fantásticos que seguro todos conocemos: el bebé buceando en la piscina en busca del dólar (Nevermind, Nirvana, 1991), los Beatles cruzando el paso de peatones (Abbey Road, The Beatles, 1969) o el "paquete" de los Rolling pensado por Andy Warhol (Sticky Fingers, Rolling Stones, 1971), por poner algunos ejemplos.


Ya puestos en el tema y a colación del disco de los Rollings, me gustaría también mencionar la importancia de los artistas multidisciplinares, conocidos por sus obras artísticas más importantes y propias pero que también han hecho incursiones dentro del mundo de la música, aunque dentro del ámbito plástico, claro.
Uno de ellos es Andy Warhol, que como ya sabemos fue un artista pop que tocó todos los palos, incluido el de mánager del grupo The Velvet Underground. Para ellos también realizó la portada de su primer álbum, The Velvet Undergrounds & Nico (1967).

Otras portadas hechas por Warhol: Menlove Avenue (John Lennon), Aretha (Aretha Franklin), Silk electric (Diana Ross), Love you Live (The Rolling Stones), Emotions in motion (Billy Squirel) o Progressive Piano (RCA Victor).



Keith Haring, With you, David Bowie, 1983.

Damien Hirst, Narcissus Road,  The Hours, 2007.


Banksy, Think Tank, Blur, 2003.


Jeff Koons, Artpop, Lady Gaga, 2013.







viernes, 23 de octubre de 2015

Accionismo Vienés. No existe el límite

En el anterior post hice un comentario sobre las intervenciones artísticas en la cementera de Granada que más me llamaron la atención. Esto me hizo pensar que sobre un muro hecho trizas en un lugar desolador pueden ocurrir cosas increíbles y bellas igual que sobre una fina tela imprimada, pero ¿y cuando se realizan sobre el cuerpo humano? 
Pues también. Pero siempre me ha parecido curioso el hecho de que los artistas del Body Art tendieran más bien a la estética de lo feo y lo macabro, de lo que produce desasosiego, dolor, soledad o estado de shock en el espectador. 
En Estados Unidos, Chris Burden se dispara y Oppenheim se tuesta al sol; en Europa, mientras tanto, Gina Pane pisa una escalera de clavos y Abramovic y Ulay se besan hasta quedarse sin aliento. El dolor para estos artistas era una manera de redimirse como ser humano. Experimentaban las posibilidades del cuerpo y sus simbolismos ante un espectador que seguro no quedaba impertérrito.


Pero realmente fueron otros los que se llevaron el "Goya a la mejor acción", a mi modo de ver, porque emprendieron un viaje sin límites hacia lo desconocido, y son los artistas que componen el movimiento conocido como Accionismo Vienés.
Wiener Aktionsgruppe es un movimiento artístico que tuvo lugar en Viena entre 1965 y 1970, más o menos, formado por Günter Brus, Otto Mühl, Rudolf Schwarzkogler y Hermann Nitsch, además de los escritores Gerhard Rühm y Oswald Wiener.

Situándonos en ese espacio-tiempo, nos encontramos en época de posguerra, envueltos en una Guerra Fría, escuchando en la radio los acontecimientos de la crisis de Cuba y leyendo en el periódico las últimas noticias de la guerra en Vietnam. Es asesinado Kennedy y Marilyn Monroe nos deja a disgusto de todos. Y poco a poco, Europa va emergiendo de nuevo junto con revoluciones libertarias, como las del 68, mientras que las mujeres abanderan su propio movimiento y los hippies tocan la guitarra. En esta década creo que no existía el aburrimiento, ¡era para volverse loco!. En efecto, es aquí donde la actitud crítica comienza a expandirse como la gripe en todos aquellos que se sentían hastiados de un sistema opresor de derechos y libertades individuales que no dejaba de verse envuelto en conflictos de toda índole. Ante todo este panorama ensordecedor, no es de extrañar que los artistas utilizaran la provocación y la violencia como medio para dañar la moral, las leyes, la tradición o la religión.

Así que, desde sus inicios, el grupo se distinguió por la realización de prácticas corporales provocativas y fetichitas con un carácter agresivo, con un uso cruento del cuerpo, dando importancia a la sexualidad, planteando una exploración de las zonas desconocidas o prohibidas del cuerpo y de la mente. Todo el masoquismo, narcisismo y violencia de las acciones tenían como fin último la liberación de las fronteras corporales y psíquicas, la negación absoluta del arte y el artista desde un punto de vista tradicional, y la crítica al sistema. 
Buscaban su justificación en las teorías psicoanalistas de Freud, Jung y Reich, en el trabajo de artistas como Egon Schiele y Oscar Kokoschka, en los rituales paganos y cirstianos, en las fiestas populares y el teatro futurista y dadaísta. 

Artistas del Accionismo Vienés
Günter Brus (Austria, 1938). Günter Brus realiza unas acciones asociadas a ciertos componentes pictóricos derivados del expresionismo abstracto y, sobre todo, del informalismo con una gestualidad corporal enraizada en los comportamientos sexuales censurados del ser humano. El artista radicaliza sus prácticas corporales sadomasoquistas, que suele acompañar de escritos y dibujos, hasta el extremo de automutilar su cuerpo y sexualizarlo, convirtiendo lo prohibido en arte.

Hermann Nitsch (Viena, 1938). Mezcla religión y sexualidad en la práctica de un arte total que denomina Orgien Mysterien Theatre (Teatro de las Orgías y los Misterios). Un ejemplo de ello es la acción llevada a cabo en el Castillo de Prinzeford en 1975, una acción repetida hasta la década del 2000. Mezcla dibujo, collage, escritura, objetos diversos y música con acciones rituales donde la crucifixión de corderos destripados, la recogida de sangre en cubos y la exaltación de los órganos genitales se entendían como medios de catarsis y regeneración, además de poner de manifiesto las frustraciones causadas por los tabúes y represiones sexuales.

Otto Mühl (Austria, 1925). Otto Mühl se inició en 1960 en la pintura a través del informalismo y del action painting para pasar después a la pintura matérica y la destrucción de la superficie. En estrecho contacto con Brus, Nitsch y Schwarzkogler emprende la tarea de sacar a la obra fuera de su materialidad en lo que llamará materialaktion (acciones materiales). En todas ellas, la pintura forma parte de una acción que transforma el cuerpo en expresión plástica y su objetivo es liberar las tendencias reprimidas para conducirlas a una experiencia positiva de la existencia a través de la interacción de la tragedia y de la risa. 

Rudolf Schwarzkogler (Viena, 1940-1969). Realiza en 1965 sus primeras acciones, con un carácter teatral y dramático, pictórico y expresionista, en las que plantea la transformación del cuerpo, la atmósfera hospitalaria, la castración y la violación. Las acciones de Rudolf proponían una intensa reflexión sobre la forma del cuerpo y su destrucción y construcción que iba más allá de su naturaleza, llegaba a la imagen histórica. Acción 2. Realiza frente a unos amigos una imagen fotográfica donde muestra la forma corporal como obra de un proceso clínico de castración y mutilación física.

lunes, 19 de octubre de 2015

Cementera y artistas en Granada

Hace unos meses fui a visitar con unos amigos la Cementera de Atarfe, en Granada. Me preguntaba durante el trayecto en coche por qué era una idea tan buena visitar un lugar abandonado y derruido, pero ellos insistían en que debía visitarla al menos una vez, y sólo debía llegar y verlo para entenderlo. Y la verdad es que me llevé una grata sorpresa, porque está inundado de grafitis chulísimos, la verdad es que el sitio tiene todo el rollo. Desde los setenta, la cementera se encuentra abandonada, así que poco a poco, y sobre todo en las últimas décadas, se ha convertido en un “muro” en blanco para los grafiteros, incluso la gente que viene a Granada de visita y maneja el tema ha querido dejar su estampa aquí. Eso sí, tanto ellos como nosotros debemos ir sorteando escombros y arbustos, así que, si vas, cálzate las bambas.


Reverse o Vacas flacas, Murdo Ortiz y Emilio Cerezo.
Cementera Atarfe, Granada
Dando un paseo por allí verdaderamente encuentras composiciones muy interesantes, es imposible no pararte para mirar algunos tags e intervenciones propias del arte urbano.

Por ejemplo, una intervención realizada por Emilio Cerezo y Murdo Ortiz alrededor del 2013 que llaman Reverse o Vacas flacas es bastante interesante. Es una obra ilustrativa, una composición que ocupa todo un muro y de gran sentido pictórico donde se establece un juego con el título que le otorgan, a modo de ironía o de alegoría, a veces.

Apretón. Murdo Ortiz y Emilio Cerezo. 
Cementera Atarfe, Granada.
Otra intervención llamada Apretón (Potaje, Murdo y María) me gustó por el contraste de colores, unos colores llamativos sobre fondo blanco delimitando la figura de un conejo, cuyo interior muestra un aparato indigesto y caótico que va desde su boca hasta su aparato excretor. Alrededor vemos sombreado a rayas, flechas que indican el movimiento de la digestión, las tijeras de Murdo que te “operan y torturan”, su casa con el número 27 y algunas palabras que nos clarifican el colorido proceso: estómago y ano. Todo empieza y acaba así en este sistema.

Estas intervenciones ya nos dan ciertas pistas de cómo abordan la ejecución de algunas de sus obras. Normalmente representan objetos sin fondo, sin segundos planos, y como protagonista indiscutible aparece el color. Murdo suele contornear sus figuras con delgadas líneas negras, mientras que Emilio Cerezo tiende a la mancha, crea la imagen partir de trazas abocetadas que definen la figura a través del color. Éste es un buen ejemplo de lo que los diferencia, pero está claro que juntos hacen cosas que apetece mucho ver.
Murdo Ortiz y Emilio Cerezo. 
 Cementera Atarfe, Granada.
Son obras de diferente temática, estilo y ejecución, con una intención claramente  exhibitoria, pero a la vez, ubicándose en un lugar apartado de la ciudad al que tienes que ir expresamente para poder verlas, creo que se convierten también en buenos ejemplos de obras de ensayo o aprendizaje. Y lo digo porque algunos delos “cementeros” son artistas que constantemente evolucionan a diferentes estados, aun manteniendo una esencia propia. Me refiero a cuando ves una imagen y podrías apostar a qué autor pertenece casi al segundo.
Me atrajeron sus trabajos por casualidades de la vida, porque quisieron pintar allí y yo un día fui, y luego en casa decidí  buscar quiénes eran y descubrir mucho más sobre ellos, y eso es lo bonito del arte más alejado del mercado convencional. Es de esta manera que en el caótico devenir de los días cualquiera se convierte en espectador y logra descubrir a aquellos aventureros que en los lugares más dispares dejan su marca, su santo y seña, y nosotros, con ojo avizor, podemos ver sus señales y conectar con ellos.