lunes, 19 de octubre de 2015

Cementera y artistas en Granada

Hace unos meses fui a visitar con unos amigos la Cementera de Atarfe, en Granada. Me preguntaba durante el trayecto en coche por qué era una idea tan buena visitar un lugar abandonado y derruido, pero ellos insistían en que debía visitarla al menos una vez, y sólo debía llegar y verlo para entenderlo. Y la verdad es que me llevé una grata sorpresa, porque está inundado de grafitis chulísimos, la verdad es que el sitio tiene todo el rollo. Desde los setenta, la cementera se encuentra abandonada, así que poco a poco, y sobre todo en las últimas décadas, se ha convertido en un “muro” en blanco para los grafiteros, incluso la gente que viene a Granada de visita y maneja el tema ha querido dejar su estampa aquí. Eso sí, tanto ellos como nosotros debemos ir sorteando escombros y arbustos, así que, si vas, cálzate las bambas.


Reverse o Vacas flacas, Murdo Ortiz y Emilio Cerezo.
Cementera Atarfe, Granada
Dando un paseo por allí verdaderamente encuentras composiciones muy interesantes, es imposible no pararte para mirar algunos tags e intervenciones propias del arte urbano.

Por ejemplo, una intervención realizada por Emilio Cerezo y Murdo Ortiz alrededor del 2013 que llaman Reverse o Vacas flacas es bastante interesante. Es una obra ilustrativa, una composición que ocupa todo un muro y de gran sentido pictórico donde se establece un juego con el título que le otorgan, a modo de ironía o de alegoría, a veces.

Apretón. Murdo Ortiz y Emilio Cerezo. 
Cementera Atarfe, Granada.
Otra intervención llamada Apretón (Potaje, Murdo y María) me gustó por el contraste de colores, unos colores llamativos sobre fondo blanco delimitando la figura de un conejo, cuyo interior muestra un aparato indigesto y caótico que va desde su boca hasta su aparato excretor. Alrededor vemos sombreado a rayas, flechas que indican el movimiento de la digestión, las tijeras de Murdo que te “operan y torturan”, su casa con el número 27 y algunas palabras que nos clarifican el colorido proceso: estómago y ano. Todo empieza y acaba así en este sistema.

Estas intervenciones ya nos dan ciertas pistas de cómo abordan la ejecución de algunas de sus obras. Normalmente representan objetos sin fondo, sin segundos planos, y como protagonista indiscutible aparece el color. Murdo suele contornear sus figuras con delgadas líneas negras, mientras que Emilio Cerezo tiende a la mancha, crea la imagen partir de trazas abocetadas que definen la figura a través del color. Éste es un buen ejemplo de lo que los diferencia, pero está claro que juntos hacen cosas que apetece mucho ver.
Murdo Ortiz y Emilio Cerezo. 
 Cementera Atarfe, Granada.
Son obras de diferente temática, estilo y ejecución, con una intención claramente  exhibitoria, pero a la vez, ubicándose en un lugar apartado de la ciudad al que tienes que ir expresamente para poder verlas, creo que se convierten también en buenos ejemplos de obras de ensayo o aprendizaje. Y lo digo porque algunos delos “cementeros” son artistas que constantemente evolucionan a diferentes estados, aun manteniendo una esencia propia. Me refiero a cuando ves una imagen y podrías apostar a qué autor pertenece casi al segundo.
Me atrajeron sus trabajos por casualidades de la vida, porque quisieron pintar allí y yo un día fui, y luego en casa decidí  buscar quiénes eran y descubrir mucho más sobre ellos, y eso es lo bonito del arte más alejado del mercado convencional. Es de esta manera que en el caótico devenir de los días cualquiera se convierte en espectador y logra descubrir a aquellos aventureros que en los lugares más dispares dejan su marca, su santo y seña, y nosotros, con ojo avizor, podemos ver sus señales y conectar con ellos.                                

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