Hace unos meses fui
a visitar con unos amigos la Cementera de Atarfe, en Granada. Me preguntaba
durante el trayecto en coche por qué era una idea tan buena visitar un lugar
abandonado y derruido, pero ellos insistían en que debía visitarla al menos una
vez, y sólo debía llegar y verlo para entenderlo. Y la verdad es que me llevé
una grata sorpresa, porque está inundado de grafitis chulísimos, la verdad es
que el sitio tiene todo el rollo. Desde los setenta, la cementera se encuentra
abandonada, así que poco a poco, y sobre todo en las últimas décadas, se ha
convertido en un “muro” en blanco para los grafiteros, incluso la gente que
viene a Granada de visita y maneja el tema ha querido dejar su estampa aquí.
Eso sí, tanto ellos como nosotros debemos ir sorteando escombros y arbustos,
así que, si vas, cálzate las bambas.
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| Reverse o Vacas flacas, Murdo Ortiz y Emilio Cerezo. Cementera Atarfe, Granada |
Dando un paseo por
allí verdaderamente encuentras composiciones muy interesantes, es imposible no
pararte para mirar algunos tags e intervenciones propias del arte urbano.
Por ejemplo, una
intervención realizada por Emilio Cerezo y Murdo Ortiz alrededor del 2013 que
llaman Reverse o Vacas flacas es bastante interesante. Es una obra ilustrativa,
una composición que ocupa todo un muro y de gran sentido pictórico donde se
establece un juego con el título que le otorgan, a modo de ironía o de
alegoría, a veces.
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| Apretón. Murdo Ortiz y Emilio Cerezo. Cementera Atarfe, Granada. |
Otra intervención
llamada Apretón (Potaje, Murdo y María) me gustó por el contraste de colores,
unos colores llamativos sobre fondo blanco delimitando la figura de un conejo,
cuyo interior muestra un aparato indigesto y caótico que va desde su boca hasta
su aparato excretor. Alrededor vemos sombreado a rayas, flechas que indican el
movimiento de la digestión, las tijeras de Murdo que te “operan y torturan”, su
casa con el número 27 y algunas palabras que nos clarifican el colorido
proceso: estómago y ano. Todo empieza y acaba así en este sistema.
Estas intervenciones
ya nos dan ciertas pistas de cómo abordan la ejecución de algunas de sus obras.
Normalmente representan objetos sin fondo, sin segundos planos, y como
protagonista indiscutible aparece el color. Murdo suele contornear sus figuras
con delgadas líneas negras, mientras que Emilio Cerezo tiende a la mancha, crea
la imagen partir de trazas abocetadas que definen la figura a través del color.
Éste es un buen ejemplo de lo que los diferencia, pero está claro que juntos
hacen cosas que apetece mucho ver.
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| Murdo Ortiz y Emilio Cerezo. Cementera Atarfe, Granada. |
Son obras de
diferente temática, estilo y ejecución, con una intención claramente exhibitoria, pero a la vez, ubicándose en un
lugar apartado de la ciudad al que tienes que ir expresamente para poder
verlas, creo que se convierten también en buenos ejemplos de obras de ensayo o
aprendizaje. Y lo digo porque algunos delos “cementeros” son artistas que
constantemente evolucionan a diferentes estados, aun manteniendo una esencia propia.
Me refiero a cuando ves una imagen y podrías apostar a qué autor pertenece casi
al segundo.
Me atrajeron sus
trabajos por casualidades de la vida, porque quisieron pintar allí y yo un día
fui, y luego en casa decidí buscar
quiénes eran y descubrir mucho más sobre ellos, y eso es lo bonito del arte más
alejado del mercado convencional. Es de esta manera que en el caótico devenir
de los días cualquiera se convierte en espectador y logra descubrir a aquellos
aventureros que en los lugares más dispares dejan su marca, su santo y seña, y
nosotros, con ojo avizor, podemos ver sus señales y conectar con ellos. 


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